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martes, 30 de abril de 2013

Ángel o demonio ¿?

Anoche, aburrida sin sueño ni nada que hacer, me puse a mirar los estados de los contactos del WhatsApp. Unos tenían chistes, otros frases de ánimo, cosas que les gustaban... y encontré uno, de una gran amiga que no había leído y decía: Levántate cada mañana de forma que cuando pongas los pies en el suelo, hasta el mismo demonio diga: ¡¡Mierda, esta cabrona ya se despertó!!

Al principio me hizo gracia,  pero después pensé, ¿y por qué no? Por el camino que voy, me pasaré la vida de niña buena y mujer modelo sin decir lo que pienso y resentida de hacer lo que me dé la gana por si a los demás les molesta, y todo ello ¿de qué sirve? Hasta ahora, todo lo que he intentado conseguir es que los demás dejen de quejarse de mí y yo sigo sin hacer lo que quiero y sin estar a gusto conmigo misma.

Definitivamente, portarse mal es mucho más divertido, siempre lo ha sido. Ignorar a todo aquel que no importe lo suficiente o que no se lo merezca, o incluso, aquel que se convierta en un obstáculo. La felicidad no se consigue haciendo lo que todo el mundo dice que hay que hacer, sino estando completamente a gusto consigo mismo y para ello, hay que encontrarse, y el camino correcto es a donde te lleven las pequeñas cosas que te hacen sentir bien.

En definitiva, lo correcto será lo que tú decidas que sea lo correcto, sea de la forma que sea y haciendo lo que te dé la gana. En mi caso, eso implica no cohibirme por nada ni nadie en ningún aspecto, y hacer lo que me plazca cuando me plazca, decir las cosas que me vengan a la cabeza, le valla o no a molestar al de en frente, y no aguantar tonterías de nadie.

A la mierda las alitas de ángel, no se compensa ni merece la pena tanto esfuerzo por llevarlas puestas.

martes, 9 de abril de 2013

Desamor

- Lo difícil que lo tienen en las pelis y siempre sale bien, lo fácil que lo tenemos nosotros y nunca sale bien -


La ficción se ha creado para llevarnos a un mundo lejos de la realidad y, aunque se parezca a la realidad en muchas ocasiones, los directores tienen la ventaja de que pueden aportarle a sus historias sucesos inesperados que siempre juegan a favor de los personajes protagonistas. Esa "Suerte" en la vida real no existe, y a estas alturas del avance social, las películas y las historias de amor que se resuelven bien están tan interiorizadas en nosotros inconscientemente que incluso nos creemos que ciertas cosas nos puedan pasar a nosotros. 
Sinceramente, el amor no siempre mueve montañas, se necesita algo más que un sentimiento por la otra persona, para casarse, vivir felices y comer perdices, se necesita una confianza plena en que TÚ, interiormente, sabes que puedes vivir con esa persona en las buenas y en las malas, que lo vas a aguantar y que sus pequeños defectos no se convertirán un día en un daño tan inmenso que hasta te sentirás ofendid@ en un momento dado. También tienes que tener en cuenta que esa otra persona, será capaz de aguantar tus múltiples defectos y tus cambios de humor cuando te levantes con el pié izquierdo esa mañana y que no haya lugar a que un día, esa persona coja sus cosas, haga sus maletas, y salga por la puerta para no escucharte más tus quejas y lamentos.

De todo esto, no se encarga sólo el amor, o el sentimiento de mariposas en el estómago, porque ese sentimiento cesa poco a poco, como hecho natural, y el amor verdadero debe seguir existiendo, aunque no sientas esas cosquillas tan a menudo, y para mantener ese amor se necesitan ciertos pilares: La confianza, La paciencia, El cariño, La comprensión, el concepto de Nosotros para velar por la otra persona más que por ti mismo.... Toda relación duradera, que resista toda una vida, consiste en dejar de lado el propio Ser, para adoptar al Ser de la otra persona. Dejar de ser Yo, para convertirse en Nosotros, y por ello, hay personas y hay ciertas edades en que eso no es posible porque, ¿Cómo voy a dejar de ser, si no sé quién soy? Es una pregunta que las películas nunca tienen que hacerse.


Cada uno es lo que quiere ser