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viernes, 20 de julio de 2012

jueves, 5 de julio de 2012

un cuento

      Érase una vez un pekeño renacuajo que solia visitar la misma charca que una pequeña princesita. Se solían ver de vez en cuando si coincidían la pequeña y el renacuajo en alguno de los festejos de la charquita, pero perdieron el contacto poco a poco. A medida que ella se convertía en una princesa linda y madura, al renacuajo solo le salían patas y aprendía a croar, aunque se acordaba de ella bastante. Un día la buscó y se quedó junto a ella un tiempo, aprendiendo a disfrutar y a vivir cosas con aquella dulce y linda princesa en su castillo, pero los buenos finales no son tan fáciles de conseguir, y todo se tornó en negro cuando la princesa y el sapito (ya un poco mas crecido) se distanciaron por culpa de lo mala persona que era el sapo. Aún no había conseguido aprender a serlo ya que nunca había sido una persona. Un día volvió a la princesa para conquistarla y que ella le diera un gran beso desde lo más profundo de su corazón que convierta al pequeño sapito en príncipe y así formar una familia para vivir juntos y felices.