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martes, 29 de mayo de 2012

Un nuevo cuento



... Y Rapunzel se asomó por la ventana y vio la luna llena brillando en el cielo como si del sol se tratase y dijo “Basta”. El conocer al príncipe le había abierto los ojos con esas ideas que parecían de otro mundo. Entonces extendió su pelo dorado por la única ventana de aquella torre sin puertas, tan alta, que hacía ver el paisaje tornado en plata por la luna, en algo diminuto e insignificante. Cerró los ojos y sin pensarlo dos veces se lanzó torre abajo deslizándose a una velocidad de vértigo llegando al duro suelo con dolor, un dolor que sentía a libertad. Se levantó como pudo con el corazón a punto de salirle por la boca y se cortó el pelo con la piedra más afilada que encontró por cerca, eso es lo único que vería a partir de entonces La Bruja de ella, esa larga cabellera amarrada a una de las tablas que sujetaban la estructura del techo y que caía por la ventana marcando la trayectoria de la huida de Rapunzel, trayectoria del camino de una nueva vida.

Echó a correr, nada más podía hacer ya en aquel lugar. Y con el pelo que le llegaba hasta la espalda sentía cómo el viento chocaba con su cara y pasaba por su cuello haciéndolo volar, así ella también sentía que volaba, ya no tenía el peso de ese pelo tan pesado, ni el peso de La Bruja molestando, ni el peso de la angustia del encierro.

 ¿Qué hace ahora? No lo sé, únicamente correr y huir de aquel horrible lugar adentrándose en el bosque con las bestias de la noche, bestias que no sabía siquiera que existían, en un bosque que solo había visto desde arriba y parecía tan diminuto e insignificante iluminado por la luna. Una luna que ya no iluminaba, un brillo plateado incapaz de penetrar entre las hojas de aquellos árboles, creando una oscuridad que nunca había visto, siquiera imaginado ...


Cada uno es lo que quiere ser